lunes, 20 de febrero de 2012

Tony Malaby, en el Festival de Guimaraes



Al primer intento no se pudo terminar y lo dejamos para la noche siguiente. Relajado y locuaz, entre los descansos de las jam sessions que tuvieron lugar en el pasado Festival de Guimarâes, Tony Malaby contesta a estas y otras cuestiones. De padres mexicanos, empezamos en inglés y acabamos largo y tendido en español. Salimos a una pequeña plaza. La lluvia caía con suavidad sobre el suelo medieval de esta ciudad.
¿Sonido o silencio?
Pienso que debe ser una combinación bien entendida de ambos. Para mi el silencio es una escucha creativa que viene provocada por el compañero. Es esa espera mientras él va construyendo su solo y su música crece dentro de ti y te impulsa.
(le comento que en algunos vídeos, dentro del grupo
Bigmouth de Chris Lightcap, le he observado mientras, por ejemplo, Craig Taborn exponía el tema con un Fender Rhodes)
Sí, Craig está en otra dimensión… Es increíble tocar con él. Pasa con otros muchos buenos músicos también, esa es la gran fortuna de esto. Le tengo mucho cariño a este proyecto de Chris.
¿Notas o sonido?
Para mi es más importante el sonido.

¿Norte o Sur?
¡¡Sur!!

¿Montaña o playa?
Playa.

¿Perro o Gato?
Perro.

¿Té o café?
Soy de café.

¿Sombrero o gorra?
(mira hacia arriba)
Ahora un paraguas no estaría mal… (risas).
¿Vino o cerveza?
Me gustan los dos, depende del momento. 
¿El primer disco que recuerda haber escuchado?
A ver… Debió de ser por los 70. Uno de Dexter Gordon… Stable Mable(SteepleChase, 1975), ¿podría ser?... Lo escuchaba día tras día durante semanas. ¿Sabes? Años más tarde, sería a finales de los 80, le vi en un concierto en Los Ángeles. Y con lo primero que me quedé fue con la chaqueta que llevaba ese día. (se lleva las manos a la cabeza) ¡Y era la misma que tenía en la foto de portada de aquél disco! Me dije (se le ilumina la cara y sonríe abiertamente), ¿y a esto te quieres dedicar? (risas).

¿La situación más ridícula o surrealista que le ha sucedido sobre un escenario?Uff, no sé… Creo que fue en un aeropuerto de un país asiático, no recuerdo. De pronto me vi desbordado por tanta información que había a mi alrededor: gente de arriba a abajo, locución por altavoces, tiendas, letreros… y allí estaba yo en medio, tocando... ¿Qué hago aquí?
¿Cuál fue el último concierto de otro músico en el que estuvo?Ayer mismo, aquí, el de
Henry Threadgill con su grupo Zooid, a quien no había visto antes. Me gusto mucho, es algo increíble. ¡Qué música! Creo que en las últimas décadas es uno de los pocos que ha creado un mundo propio.
¿Siempre hubiera querido haber tocado con...?Cumplido mi gran sueño de haber compartido muchos conciertos al lado de Paul Motian (1), a mi me gustaría tocar a trío con Jack DeJohnette. Me encantaría tocar con Jack (¿Aunque fuera, y ya es difícil, dentro del trío de Keith Jarrett?) Sí, claro, por qué no. (risas).
¿Lo mejor de ser músico…? La importancia de la soledad que se necesita para hacer esto, para ensayar, para practicar, para hallar la paz dentro de uno que te permita apreciar y poder expresar con libertad…para que uno sea…¿cómo se dice?… como un conductor que haga que la creatividad fluya... Cierto, no es fácil con tanto viaje encontrar la soledad, pero uno la busca en los hoteles, trabajo mucho en los hoteles.
¿Y la peor?¡Aeropuertos!
¿Qué es la improvisación para usted?Para mi es algo muy profundo y a la vez algo que tienes que compartir. Yo la siento, y se lo digo a mis alumnos, como un acto de composición. La estructura es importante pero yo diría que el proceso lo es aún más.
Por cierto, viene de dar su clase dentro de los workshops incluidos en este festival, ¿qué le estimula más enseñar o aprender?En la actualidad te diría que son parte de la misma cosa. No te imaginas lo que aprendo de mis alumnos. Por ejemplo aquí, en Portugal, lugar al que vuelvo con cierta frecuencia, con el tiempo veo cómo evolucionan.
Y si yo le digo
Voladores
Pues es uno de mis discos (2). ¿Pero tú sabes qué son los voladores? Te cuento, es un ritual mexicano muy antiguo en el que unos tipos se cuelgan de los pies en un palo clavado en el suelo y a cierta altura. Cogidos de la parte más alta, empiezan a moverse hasta que consiguen girar con la velocidad sobre el eje. ¡Increíble!
¿Y Tamarindo?Pues es un grupo mío (con Nasheet Waits y William Parker). El tamarindo es una fruta de la India qure tiene un sabor muy especial… increíble… sabe como… (¿mango?) no, conozco el sabor del mango… (¿kiwi?) no, tampoco…
A ver… ¿cómo se diría?... (¿persimón?) Puede, no sé. ¿Nunca lo has probado? (No, ¿es fácil de conseguir?) Bueno, creo que sí (en Nueva York…).
Su película favorita
(Malaby es un gran aficionado al cine, del mudo -Buster Keaton- al clásico -Kubrick-, del experimental -Stan Brakhage- a las series de norteamericanas del momento -The Wire-. Está al día y le dedica gran parte del tiempo muerto de los viajes).
Yo diría que Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore.
(otro italiano favorito, pienso, acordándome de la respuesta que dio Tomasz Stanko a este cuestionario).Uy
… A mi me pone los pelos de punta ese arranque que tiene Taxi Driver.
¿Y una rareza?
(la lluvia empieza a empaparnos . Malaby se atusa el pelo hacia un lado y se queda pensativo. Y al final vuelve a parecer esa sonrisa traviesa)
Pues una que te recomiendo, que es una locura total, y que es muy reciente. El director es argentino residente en Francia (Gaspar Noé). Se titula Enter the Void (2009), ¿lo has apuntado bien? Vale. Pues quiero que me mandes un correo cuando la hayas visto y me dices qué te ha parecido. El único tipo, hasta ahora, al que le ha gustado ha sido Marc Ducret, ¿le conoces?… (Sí, ya, tenía que ser francés...) La vimos en mi casa una vez que vino a la ciudad.

(aún no la he visto)
¿Su plato de comida preferido?
La comida mexicana, bien picante.
¿Qué libro está leyendo ahora o ha terminado recientemente?
Estoy leyendo Suttree, de Cormarc McCarthy. Antes me había leído de él Blood Meridian y las imágenes que se fundieron en mi cabeza fue… ¡increíble! (¿Y has visto la película sobre de The Road?) Sí, sí, pero el libro es mucho mejor, es por las imágenes que provoca, no necesitas estar frente a una pantalla. (Es duro McCarthy, ¿no te parece?). Me encanta ese realismo.
¿Una ciudad para vivir…?
Pues por el momento Nueva York, con el trabajo y todo eso, pero cuando sea más anciano me gustaría ir al sur… Al sur de Portugal o de Francia.
(1) Este encuentro se produce el 17 y 18 de noviembre, antes del fallecimiento de Paul Motian. Malaby nos anuncia que está grave, ingresado en el hospital. Nos cuenta que se despidió de él en Nueva York antes de salir para Portugal y que la cita que él tenía con el grupo de Motian en el Village Vanguard, programada para febrero de 2012, no tendrá lugar.
(2) Voladores (
clean feed 2009), con Tom Rainey, Drew Gress y John Hollenbeck.

Fuente:http://noiself.blogspot.com/2012/02/tony-malaby-entrevista.html

La veo al menos una vez al año, y ahora con mayor placer desde que tengo un niño.
Una banda sonora…

viernes, 3 de febrero de 2012

Claude Luter, el clarinete del jazz



Claude Luter (izda.) con Louis Armstrong (1970)
Hijo de un músico profesional, Luter descubrió a temprana edad el jazz de Nueva Orleans, estilo que nunca abandonó a lo largo de su dilatada carrera profesional. Tras una corta etapa como cornetista, inmediatamente adoptó el clarinete, a imitación de su, por entonces, idolatrado Johnny Dodds. Sus primeros pasos como clarinetista los dio en el París de la ocupación. Luter actuó en algunas fiestas sorpresa y gracias a ello pudo salir adelante durante tan críticas fechas.
Con la Liberación, inició su andadura profesional propiamente dicha, empleándose como músico de acompañamiento en diversos clubes y cabarets del emergente Barrio Latino. En mayo de 1946 se estrenó como director de orquesta, inaugurando la parrilla del hotel Lorientais, el primero en la larga lista de locales con jazz que dieron renombre al barrio. El éxito de su música, fiel al modelo del jazz trad, hizo que el lugar fuera frecuentado por la intelligentsia parisiense del momento. Entre los asiduos se contaban Jean-Paul Sartre, Raymond Queneau, Jacques Becker...
El destino de Luter estuvo igualmente ligado al del Festival de Jazz de Niza (Grande Parade du Jazz de Niza), cuya primera edición tuvo lugar entre el 22 y el 28 de febrero de 1948. Luter y sus Lorientais actuaron en representación del jazz francés, acompañando al gran Louis Armstrong. Al año siguiente, el clarinetista participó en el Primer Festival de Jazz de París junto a Sidney Bechet, quien había pasado de tocar el clarinete al saxo soprano; al punto, Luter se convirtió en el mejor alumno que nunca tuvo el ilustre pionero del jazz y, también él, pasó a tocar el saxo soprano en un estilo que recordaba inevitablemente al del primero. La relación entre Bechet y Luter se mantuvo a lo largo de la década, hasta el fallecimiento del veterano jazzista en París, en 1959.
En su calidad de embajador del jazz francés, Luter actuó por toda Latinoamérica, la Unión Soviética (1962) y los principales escenarios del jazz europeo, muy notablemente el Festival de Niza, a cuya cita nunca faltó. En mayo de 1997 viajó a Nueva Orleans para participar en los actos conmemorativos del centenario del nacimiento de Sidney Bechet.
Fallece el 6 de octubre del 2006 a los 83 años de edad.