domingo, 21 de marzo de 2010

Bebop



A principios de la década de los cuarenta el jazz se estaba acomodando en un obsoleto circulo de música comercial propiciado por varios cientos de orquestas de baile, en las que el jazz brillaba por su ausencia. La era del swing, ese estilo de jazz inventado veinte años atrás, había sido exprimido hasta el limite de sus posibilidades y los grandes solistas de entonces sólo hacían repetir, eso sí con gran maestría, las mismas formulas musicales una y otra noche. Y eso a pesar del esfuerzo de músicos de swing empeñados en buscar algo más. Buscaban otro sonido y no lo encontraron.
En Harlem (New York) corría el año 1940, y había un club en la calle 118 que se llamaba "Minton's Playhouse". Lo regentaba un hombre llamado, Teddy Hill que tuvo la feliz idea de abrir ese local todas las noches a horas en que los demás clubes de New York cerraban sus puertas y consiguió reunir noche tras noche a los músicos de jazz de la ciudad que se enfrascaban, liberados del corsé de las actuaciones en sus respectivas bandas, en interminables y memorables "jam sessions". Allí germinó un sonido nuevo, un repertorio de temas disonantes con melodías llenas de saltos bruscos y que expresaban un concepto distinto de la estética melódica al uso. Nació el bebop

Así pues, estos buscadores del nuevo sonido bautizado como "bebop" o "bop" entre los que se encontraban Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Thelonious Monk, Charlie Christian, Bud Powell o Kenny Clarke entre otros consiguieron realizar una revolución melódica, armónica y rítmica y lo más importante, que no estuviera exento de swing. Alguien, alguna vez pregunto a Charlie Parker, que significaba la palabra "bebop". Charlie, tan sarcástico como siempre, contestó que se les había ocurrido porque aquella palabra sonaba igual que la porra de un policía en el cráneo de un negro. Cierto o no, lo seguro es que el sonido inventado por el tandem Parker-Gillespie puso las base de todo el jazz moderno.

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