Jimmy Cobb
El hombre que estuvo allí
Por Sergio Zeni *
Tras presentar su Kind of Blue at 50 en el VI Festival de Jazz de Peñíscola, Jimmy Cobb concede unos minutos a la prensa acreditada en el Palau de Congressos. El octogenario baterista lleva una semana agotadora pero el entusiasmo con el que ha asumido este proyecto aún le da fuerzas para mantener una pequeña charla de madrugada, horas antes de partir para Almuñécar.
En su camerino, acompañado por una cerveza y con una gorra que no se quita en ningún momento, Cobb habla de la importancia de Kind of Blue, un éxito que aún hoy no sabe muy bien cómo explicar.
"Kind of Blue es importante porque vendió muchos discos y, desde luego, por la calidad de su música. Más allá de esto no sabría decir por qué, realmente no sé cómo llegó a ser tan importante. En aquel momento estaban Duke Ellington, Count Basie y un buen puñado de big bands haciendo mucha música. Sin conocer bien el negocio, yo siempre pensé que ellos vendían muchos discos, pero llegó Miles y los barrió a todos. Es difícil de creer, pero así fue. No sé cómo ocurrió. Miles siempre sacaba buenos discos, y éste consiguió llegar a lo más alto. Es algo que no había ocurrido antes… He de decir que Miles hizo un montón de buenos discos, discos que me gustan mucho, por lo que me resulta difícil explicar por qué éste llegó más alto que otras grabaciones suyas, como Sketches of Spain, Porgy and Bess, Birth of the Cool… Es posible que Kind of Blue llegara cuando todo el mundo estaba preparado para cosas de este estilo".
Preguntado por los que él considera verdaderos genios del jazz, el baterista repasa los grandes nombres del género hasta detenerse en Parker y Gillespie. “Hay mucha más gente” dice como disculpándose por no mencionar a ningún músico más. "Cuando tienes ochenta años sueles conocer a mucha gente, pero también olvidas muchos nombres".
El recorrido bien podría continuar incluyendo a otros con los que él ha tocado: Dinah Washington, Billie Holiday, Cannonball Adderley, John Coltrane, Wes Montgomery, Sarah Vaughan, J.J. Johnson, Hank Jones, Ron Carter, George Coleman, Dave Holland… Una buena parte de la historia del jazz ha tenido a su lado a Jimmy Cobb con sus baquetas.
Le pregunto qué fue lo primero que pensó a la hora de elegir a los miembros de la Jimmy Cobb’s So What Band, qué idea impulsó el proyecto.
La idea fue de mi mujer.
Tras una ligera pausa en la que percibe mi sorpresa, Cobb continúa…
Sí… a ella se le ocurrió la idea de combinar la celebración de mis ochenta años con los cincuenta de Kind of Blue. Fue ella quien se puso en contacto con la gente de las agencias de contratación. A ellos les gustó la idea, decidieron emprender el proyecto y nos sugirieron nombres de músicos para la banda.
Jimmy Cobb, el hombre que estuvo allí, en las sesiones de 1959 (año en el que además fue convocado por Coltrane para registrar nada menos que Giant Steps), habla con la humildad de un sideman, como si su liderazgo en este proyecto fuese sólo una cuestión publicitaria.
Dentro de cincuenta años, usted probablemente tendrá otros asuntos que atender. ¿Qué les recomendaría a los músicos que vayan a celebrar el centenario de Kind of Blue?
Bueno, creo que Kind of Blue seguirá siendo algo fuerte. Es un clásico… como Beethoven. Kind of Blue es el equivalente a Beethoven en el jazz. Desde la primera vez que lo escuché tengo la misma sensación. Dentro de 50 años seguirá siendo un clásico. Cuando he vuelto a tocar y a escuchar esta musica he tenido el mismo sentimiento que la primera vez. Especialmente porque estuve allí y conocí a todos los que participaron. El mismo sentimiento que yo tengo, lo tiene otra gente. Muchas de las personas con las que hablo me dicen que empezaron a interesarse por esta música gracias a Kind of Blue.
Hoy se cumplen cincuenta años de la muerte de Billie Holiday ¿qué imagen recuerda usted con mayor fuerza de Lady Day?
Tuve ocasión de tocar con Billie cuando todavía vivía en casa de mis padres porque yo tocaba en el cuarteto de su pianista, Carl Drinkard. Cuando ella venía a cantar allí, Carl la acompañaba en trío. Yo tenía entonces 18 años y aquello supuso algo verdaderamente importante para mí, algo grande.
Tuve un montón de buenas experiencias antes de irme de casa. Comencé a tocar la batería cuando tenía 14 ó 15 años. Empecé tarde si lo comparas con otra gente. La mayoría de los grandes bateristas empiezan mucho antes. ¡Buddy Rich empezó a los tres años tocando en un vodevil con su madre y su padre y dando saltos encima del público!
Consultado sobre si sigue de cerca la aparición de nuevos bateristas, Cobb nos cuenta que lo que le ha sorprendido últimamente es la irrupción de algunas chicas como Terry Line Carrington: “Cuando las oyes tocar sabes que son ellas”.
¿Qué es lo más grande y lo más duro de ser baterista de jazz?
Lo más duro es lo que hicimos hoy. Levantarnos en Estocolmo a las cinco de la mañana, coger dos vuelos, tocar aquí durante dos horas. Y mañana volver a hacer lo mismo… probablemente eso es lo más duro. Puede ser extenuante. Pero por otro lado es fácil porque te gusta tocar, te gusta actuar con tu grupo. Supongo que eso, hacer lo que te gusta, es lo más grande.
Los minutos concedidos llegan a su fin. Cobb debe marchar a descansar unas horas antes de volver a la carretera. ¿Qué motiva a este hombre, con actuaciones ya confirmadas para el 2010, a seguir en la brecha?
"No podría retirarme. ¿Retirarme a qué? No sé hacer otra cosa".
* Con la colaboración de Carlos Lara (Tomajazz) y Armand Llàcer (Castelló Cultural).
© Cuadernos de Jazz, 2009
FUente: http://www.cuadernosdejazz.com/index.php?option=com_content&view=article&id=281:jimmy-cobb&catid=10:general&Itemid=11
martes, 28 de septiembre de 2010
Jimmy Cobb
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario